Tal vez sea desconocido para la mayoría de los españoles, pero los partidos políticos reciben cada año más de 50 millones de euros como subvención del Estado.
Ese dinero público, de todos los españoles, y a cargo de los presupuestos del estado, es su principal fuente de ingresos.
El 80% del montante que perciben es de origen público, y no están dispuestos a renunciar a este plácido colchón.
Es más, ahora quieren blindar, su sustento a cargo de los contribuyentes en la Constitución.
El informe para La reforma del régimen y la financiación de los partidos, validado esta semana en el Congreso, pide que el artículo 6 de la Carta Magna recoja este principio de suficiencia en la financiación de los partidos políticos, con lo cual se aseguraría ese dinero en un futuro.
Por eso hoy queremos preguntar:
En España, las formaciones políticas dependen casi totalmente de las subvenciones que conceden las distintas Administraciones Públicas.
Una parte importante la desembolsa el propio Gobierno cada año en concepto de financiación ordinaria.
Desde hace meses una subcomisión elabora en el Congreso de los Diputados un dictamen sobre el régimen y la financiación de los partidos políticos. Un informe que han pactado PSOE, Podemos y Ciudadanos -que suman mayoría-, al margen del PP y las fuerzas nacionalistas, que votaron en contra del mismo este miércoles en la Comisión de Calidad Democrática y contra la corrupción.
Las propuestas de PSOE, Podemos y Ciudadanos
Reforma constitucional. «Sería conveniente evaluar que el principio de suficiencia en la financiación de los partios se recoja en el propio artículo 6 de la Constitución para que dispongan de condiciones para cumplir su papel».
Más dinero público. Los partidos firmantes reclaman «fondos compensatorios» a su financiación si cumplen determinados preceptos, como la paridad o la limitación de mandatos.
Es una decisión única de la madre y del niño.
Aunque, yo como padre del mismo, aconsejaría a la madre, que le respetase al niño su legítimo derecho a decidir, por si mismo, a nacer y vivir.
No, nunca, hoy pueden hacer todo y vivir dignamente e intelectualmente.